El estigma de la asistencia social, es decir, la desutilidad de participar en políticas sociales per se, se ha estudiado principalmente en la literatura económica como un factor determinante de la adhesión incompleta de las políticas sociales gubernamentales, como las transferencias monetarias. Sin embargo, se sabe menos sobre lo que ocurre con la estigmatización de los individuos una vez que reciben efectivamente las prestaciones. Hasta el momento, esta cuestión sigue sin explorarse, ya que las evaluaciones de impacto de estos programas se han centrado principalmente en otros resultados de bienestar subjetivo y no en el estigma en sí. Este estudio busca abordar dicha brecha en la literatura mediante el análisis empírico de los efectos estigmatizantes de los dos programas públicos de transferencias públicas no contributivas más importantes de Uruguay: Asignaciones Familiares - Plan de Equidad y Tarjeta Uruguay Social. La estrategia de identificación emplea un Diseño de Regresión Discontinua (RDD, por su sigla en inglés) que explota un índice de vulnerabilidad que rige la asignación a cada programa. Los datos utilizados en este estudio provienen de registros administrativos (2008-2010) y de una encuesta de seguimiento detallada (2016-2018) que incluye preguntas específicas sobre sentimientos de verguenza y humillación en contextos de pobreza. Los resultados sugieren que la participación en el programa aumenta los sentimientos de propensión a la verguenza y humillación entre los beneficiarios entre 0,34 y 0,67 desvíos estándar, dependiendo de la especificación y del programa considerado. Estos efectos var ́ıan entre ambas políticas, lo que podría explicarse por diferencias en las características institucionales entre ellas. Tener en cuenta los efectos del estigma asociado a la asistencia social puede servir para informar el diseño de políticas públicas y mejorar potencialmente el bienestar de los beneficiarios.